Por: Stephen Sefton
La fuente original de este artículo es Globalización
Derechos de autor © Stephen Sefton, Globalización, 2025
La criminal agresión no provocada de Israel y sus
patrones norteamericanos y europeos contra la República Islámica de Irán es una
guerra depredadora contra la soberanía de las naciones del mundo mayoritario y
la autodeterminación de sus pueblos. Por supuesto, en primer lugar es una
guerra existencial para la República Islámica de Irán, pero para las naciones y
pueblos del mundo mayoritario, como otros han observado, es una guerra
civilizacional la cual determinará su verdadera independencia del dominio occidental.
Desde otra óptica, también es el enfrentamiento de una positiva visión
solidaria que promueve el desarrollo humano de los pueblos y la avaricia
nihilista de las élites occidentales que quieren acaparar la riqueza del mundo
en beneficio propio.
Desde la perspectiva de las élites norteamericanas y
europeas, el nuevo orden mundial en desarrollo amenaza su acostumbrado dominio
político-militar y el consiguiente control económico neocolonial basado en
siglos de despiadada agresión imperialista. Creyeron que su sistema
político-militar y socio-económico siempre iba a poder mantener las enormes
injustas ventajas económicas derivadas de sus históricos crímenes de genocidio,
conquista y esclavitud. También llegaron a creer su propia propaganda que no hay
alternativa al modelo del capitalismo neoliberal y su consecuente dominio del
sistema financiera internacional.
Para las élites occidentales, su guerra contra Irán es
otra apuesta más para afirmar su preeminencia político-militar o, a lo
mejor, para asegurar una posición más fuerte desde la cual llegar a un nuevo
acuerdo geo-estratégico con China y Rusia. La derrota estratégica del Occidente
en Ucrania ha generado una respuesta política y económica de las clases
gobernantes occidentales que prioriza una todavía mayor militarización de sus
políticas exteriores. En el caso de los Estados Unidos norteamericanos, se ha aprobado
para 2025 un presupuesto de defensa de US$850 mil millones. Sin embargo,
en verdad ese monto es solamente 45% del monto total disponible para el gasto
militar en 2025, el cual suma a un total de US$1.9 billones.
El Departamento de Defensa norteamericana tiene seis
sub-componentes a que se refiere como “agencias”. La fuente oficial
USAspending.gov explica que, “Los desembolsos para un año determinado no son un
subconjunto de las obligaciones de la agencia para ese año, ya que las agencias
pueden pagar fondos relacionados con obligaciones de años anteriores.” Así que
el gasto militar norteamericano en un año dado puede superar de manera
significativa el monto que fue presupuestado por el Congreso para ese mismo año.
De todos modos, en términos generales, aun el gasto militar norteamericano
presupuestado para 2025 es más de doble el gasto correspondiente de Rusia y
China en conjunto.
En el caso de los países europeos, su gasto militar es
similar, o quizás un poco mayor, al gasto combinado de China y Rusia. Sin
embargo, por motivo de la crónica ineficiencia y desmedida corrupción de la
industria militar norteamericana y europea, la producción industrial militar de
Rusia es varias veces mayor que la producción del Occidente colectivo. Por
ejemplo, para el fin de 2025, las empresas de armamentos norteamericanas
esperan poder producir 100,000 proyectiles de 155 mm por mes. La empresa consultora
occidental Bain ha calculado que en 2024 Rusia producía más de 350,000
proyectiles de 155mm al mes. Esta información da un poco de contexto del motivo
de la urgencia con que los países de la OTAN van a debatir en La Haya este 24 y
25 de junio un posible aumento de 5% anual en su gasto militar.
El 4 de marzo de este año la presidenta de la Comisión
Europea, Ursula von der Leyen, declaró: “Estamos en una era de rearme. Y Europa
está lista para aumentar masivamente su gasto en defensa. Tanto para responder
a la urgencia a corto plazo de actuar y apoyar a Ucrania como para abordar la
necesidad a largo plazo de asumir mucha más responsabilidad por nuestra propia
seguridad europea… Re-armar Europa podría movilizar cerca de €800 mil millones
para una Europa segura y resiliente. Continuaremos trabajando estrechamente con
nuestros socios en la OTAN. Este es el momento para Europa. Y estamos listos
para asumir el reto.”
Se trata de un agenda político-militar muy estrechamente
coordinada por las criminales élites anti-democráticas occidentales. El pasado
17 de junio, la señora Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo,
escribió un artículo con el título “Europa y el Momento del Euro Global”.
Allí, la señora Lagarde plantea que los gobiernos europeos deben aprovechar la
coyuntura internacional para fortalecer su credibilidad y su “poder duro”:
“Europa está experimentando un cambio importante hacia la reconstrucción de su
poder duro, lo que también debería ayudar a reforzar la confianza mundial en el
euro… Las industrias estratégicas, como las tecnologías ecológicas y la
defensa, deben recibir apoyo a través de políticas coordinadas en toda la Unión
Europea.”
Nadie ha elegido a las señoras von der Leyen y Lagarde.
Son fichas seleccionadas por las élites occidentales para mantener y coordinar
la posición subordinada de Europea en relación a los Estados Unidos
norteamericanos, impuesta desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Ahora, en
este momento histórico, se trata de la asignación de una división de funciones,
dejando a Europa a enfrentarse a la Federación Rusa, mientras la clase
gobernante norteamericana se dedica a desarrollar su agresión contra China.
En esencia, el enfoque de rearme de los países europeos de la OTAN implica la
imposición a nivel europeo, en perjuicio del desarrollo humano de sus propios
pueblos, de la destructiva visión nihilista de las élites norteamericanas.
En un seminario del Parlamento Europeo este pasado mes de
abril, el economista y antiguo Ministro de la Economía de Grecia, Yanis
Varoufakis, declaró, “La Unión Europea es ahora un Proyecto de Guerra en toda
regla, un proyecto que nos llevará a una guerra permanente, o nos llevará a una
bancarrota todavía mayor, o probablemente a ambas cosas.” El argumento de Yanis
Varoufakis es que el endeudamiento necesario para garantizar la inversión
militar, supuestamente para revertir la desindustrialización de sus respectivas
economías, garantiza que Europa sera “menos segura, más desigual, más débil.”
En este contexto, el Reino Unido, Alemania y Francia actúan como cómplices del
genocidio sionista en Palestina, la destrucción del Líbano y de Siria y a la
flagrante agresión no provocada de Israel y el gobierno norteamericano contra
Irán.
Junto con el gobierno del presidente Trump, los gobiernos
europeos sostienen la transparente mentira que se preocupan por el tema del
programa nuclear iraní, cuando es más que evidente que persiguen el
derrocamiento del gobierno de la República Islámica de Irán. Las élites
occidentales siempre han tratado la región de Asia Oeste como una extendida
zona colonial. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el Occidente
colectivo se ha sometido a la política regional de las administraciones norteamericanas,
desde los presidentes Truman y Eisenhower hasta los presidentes Nixon y Carter.
En enero 1980, después de la Revolución Islámica en Irán y el inicio de la
ayuda militar soviético en defensa del legítimo gobierno de Afganistán, el
presidente Carter enunció su llamado “Doctrina Carter”.
El presidente Carter especificó que “Esta situación exige
una reflexión cuidadosa, nervios firmes y una acción decidida, no solo para
este año sino para muchos años por venir. Exige esfuerzos colectivos para
enfrentar esta nueva amenaza a la seguridad en el Golfo Pérsico y en el
suroeste de Asia. Exige la participación de todos aquellos que dependen del
petróleo de Oriente Medio y que están preocupados por la paz y la estabilidad
mundiales… Que nuestra posición sea absolutamente clara: un intento de cualquier
fuerza externa de hacerse con el control de la región del Golfo Pérsico se
considerará un asalto a los intereses vitales de los Estados Unidos de América,
y dicho asalto será repelido por cualquier medio necesario, incluida la fuerza
militar.”
Poco ha cambiado en más de cuarenta años. Ahora, el
gobierno norteamericano está aplicando la Doctrina Carter junto con sus aliados
europeos y su perro de ataque en la región, Israel, para agredir al pueblo y
gobierno de la República Islámica de Irán. Este nuevo nefasto atento es la
culminación de cuarenta y cinco años de agresión económica, intentos de golpe
suave, asedio diplomático, sabotaje cibernético, brutal terrorismo y asesinatos
selectivos, nada de las cuales jamás iban a poder lograr su objetivo de
derrocar el gobierno islámico en Irán. Ahora la despiadada agresión en marcha
de parte del Occidente colectivo contra Irán no tiene nada que ver con el
programa nuclear de Irán.
Los motivos fundamentales de la agresión occidental para
derrocar el gobierno de la República Islámica de Irán son otros.
Inmediatamente, el gobierno norteamericano y sus aliados esperan poder acabar
con el Eje de la Resistencia en defensa de Palestina, liderado por Irán.
Pero de todavía mayor importancia para ellos es el imperativo para el Occidente
colectivo de impedir la integración de la región eurasiática promovida por
China y Rusia. La reciente cumbre en Kazajstán del 16 al 18 de junio, de China
con las naciones de Asia Central, demostró los tremendos avances y la
progresiva, práctica realización del potencial económico de la región.
Junto con casi todos los países de Asia Central, Irán es
miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai, es asociado de la Unión
Económica Eurasiática y es miembro pleno del grupo de países BRICS+. Iran
tiene acuerdos estratégicos con la República Popular China y con la Federación
Rusa, los cuales contemplan mayores intercambios comerciales, grandes
inversiones de largo plazo y cooperación en todos los aspectos de la vida
nacional, incluyendo la seguridad y la defensa. Irán es un país absolutamente esencial
para la implementación del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur que
conecta la India con Rusia y el este de Europa.
Entonces, es evidente que el Occidente colectivo espera
poder destruir Irán para sabotear la integración eurasiática y perjudicar los
intereses de China y Rusia en la región. Al lograr esos objetivos los
países occidentales van a poder completar su re-colonización de Asia Oeste y
así frustrar el pleno desarrollo de un nuevo orden mundial basado en relaciones
internacionales más democráticas y justas y en cumplimiento estricto de las
normas del derecho internacional. El próximo 5 y 6 de julio habrá la próxima
cumbre de los países del grupo BRICS+ en Brasil, donde seguramente se va a
aclarar la posición del mundo mayoritario en defensa de la República Islámica
de Irán.
Pase lo que pase, como observó el Presidente Vladimir
Putin durante su intercambio con los medios extranjeros durante el Foro
Económico Internacional de San Petersburgo, “El nuevo orden mundial está
emergiendo naturalmente, como el amanecer. No hay escapatoria. Nuestro papel es
ayudar a dar forma a sus contornos, quizás despejando el camino para que este
proceso sea más equilibrado y esté alineado con los intereses de la abrumadora
mayoría de los países. Anticipamos firmemente que todas las naciones llegarán a
reconocer y eventualmente comprenderán, como he dicho anteriormente – que este
enfoque para encontrar una solución demuestra ser muy superior a la presión
coercitiva o al paradigma neocolonial en el que la humanidad ha vivido durante
siglos.
*
Este artículo se publicó originalmente en Tortilla con Sal.
Stephen Sefton, reconocido autor y analista político
residente en el norte de Nicaragua, participa activamente en proyectos de
desarrollo comunitario centrados en la educación y la salud. Es investigador
asociado del Centro de Investigación sobre la Globalización (CRG).
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