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Por
Armando García Álvarez
En
menos de 100 días, Donald Trump ha trastocado las normas internacionales, ha
desafiado alianzas clave y ha reafirmado el poder estadounidense con una
confianza contundente. El patrón emergente revela algo más profundo: un
renacimiento y una extensión global de la llamada Doctrina Monroe del siglo
XIX.
Bajo
Trump, esta idea está siendo reinterpretada, expandida y aplicada
agresivamente, no sólo en las Américas sino en todo el mundo occidental en
general.
Trump
citó por primera vez la Doctrina Monroe en un discurso de 2018 en las Naciones
Unidas, llamándola "la política formal de nuestro país". Ahora, en su
segundo mandato, ha pasado de la retórica a la implementación. Su
administración no sólo ha reafirmado el dominio de Estados Unidos en América
Latina, hasta cambio el nombre del Golfo de México, al de Golfo de America. También está remodelando las relaciones con
Europa, África, Asia, Australia, Canadá y los territorios del Ártico de maneras
que sugieren una nueva versión hemisférica de la primacía estadounidense.
Las
ambiciones de Trump van mucho más allá del comercio. Ha coqueteado abiertamente
con la expansión territorial, expresando interés en adquirir Groenlandia,
apoderarse del Canal de Panamá e incluso llamando a la frontera entre Estados
Unidos y Canadá "una línea artificial de separación". También ha
planteado la idea de intervenir militarmente a México para acabar con los
carteles de la droga. A Tump se le ocurrió la idea de reasentar permanentemente
a toda la población de Gaza, unos 2 millones de personas, en países musulmanes
cercanos para que Estados Unidos pueda apoderarse de la Franja y convertirla en
"la Riviera del Medio Oriente".
¿Qué
es la Doctrina Monroe?
Proclamada
en 1823 por el presidente James Monroe, esta doctrina establecía que cualquier
intervención europea en América sería vista como una amenaza para la seguridad
de EE.UU. y, por tanto, inaceptable. Se convirtió en un principio clave de la
política exterior estadounidense, especialmente respecto a América Latina.
Aplicación
en la era Trump
1.
Retórica sobre soberanía nacional Trump ha puesto mucho énfasis en la soberanía
estadounidense y el rechazo a intervenciones extranjeras en asuntos internos.
Esta postura es coherente con el espíritu de la Doctrina Monroe, que también
promovía una visión de autosuficiencia hemisférica.
2.
Política hacia América Latina
- Venezuela: En 2019, el
gobierno de Trump apoyó activamente a Juan Guaidó frente a Nicolás Maduro.
Aunque no hubo intervención militar directa, sí hubo una clara postura de
oposición a la influencia rusa y china en Venezuela, lo que puede leerse
como una aplicación moderna de la Doctrina Monroe.
- Cuba y Nicaragua: Su
administración también endureció sanciones y criticó fuertemente a estos
regímenes autoritarios, posicionándose contra cualquier intromisión
extranjera en lo que considera “su hemisferio”.
3.
Críticas a China y Rusia en el hemisferio occidental Trump expresó preocupación
por la creciente influencia china en América Latina (infraestructura,
préstamos, comercio), lo cual puede verse como una extensión contemporánea del
principio monroísta de evitar que potencias extra hemisféricas ganen terreno en
la región.
4.
America First Aunque la Doctrina Monroe se centraba en América como región, el
enfoque “America First” es una evolución más centrada en los intereses
domésticos. Sin embargo, en términos geoestratégicos, también implica limitar
el papel de otros países en lo que Trump ve como la esfera de influencia
estadounidense.
Conclusión
Aunque
Trump no ha citado frecuentemente la Doctrina Monroe por nombre, muchos de sus
principios—especialmente en relación con América Latina y la presencia de
potencias extranjeras en el hemisferio—reflejan una interpretación moderna de
dicha doctrina. No obstante, su aplicación ha sido más selectiva y enfocada en
amenazas percibidas, como Venezuela o la influencia de China, más que una
política regional coherente.
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