Foto del poster del evento proporcionada
por el autor
Por Ollantay Itzamná
Desde el año 2003, por mandato de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada 21 de mayo se celebra el DÍA
MUNDIAL DE LA DIVERSIDAD CULTURAL PARA EL DIÁLOGO Y EL DESARROLLO.
En la actualidad, en el mundo coexistimos
más de 7 mil culturas, con nuestras propias filosofías, tecnologías,
espiritualidades, éticas y estéticas propias, idiomas, costumbres…. La
humanidad fue, es y será diversa porque somos seres para el «encuentro» y de
ese encuentro nace y renace la diversidad cultural y civilizatoria.
En el continente de Abya Yala
(colonialmente insultada como América) coexistimos, muy a pesar de los genocidios
europeos y republicanos, cerca de mil culturas. Pero, esta potencia y riqueza
esencial y existencial es estigmatizada y lacerada como la causa de los
fracasos y penas de los bicentenarios proyectos desarrollistas de las élites
coloniales, que jamás alcanzaron el prometido confort moderno.
El 21 de mayo, y el resto de los días del
año, deberían ser motivo para reflexionar y «convertirnos» hacia nuestro
destino común: el reencuentro entre culturas y civilizaciones que tanto urge en
una humanidad que se rearma para la guerra nuclear.
El proyecto civilizatorio nos mintió con el
mito del desarrollo infinito sobre las cenizas de nuestra diversidad cultural y
civilizatoria.
La individuación y el individualismo
moderno nos llevaron a la falsa conciencia de sentirnos superiores sobre el
resto, y a la aniquilación de los otros diferentes. Y, quizás, sin darnos
cuenta, al aniquilar la diversidad cultural nos fuimos aniquilando a nosotros
mismos, porque esencialmente somos seres diversos hechos para el encuentro, y
de ese encuentro surge la Vida.
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