Foto proporcionada por el autor
Por Ollantay Itzamná
El gobierno del presidente Bernardo Arévalo impulsa la creación de la
históricamente añorada Ley de Aguas para
un país que en inviernos se «ahoga» en el agua, pero donde bolsones
territoriales completas padecen del acceso al agua, y el corredor seco se
expande…
Ley de Aguas en 6 meses…
Seis meses (de mayo a octubre del 2025) se ha propuesto el gobierno
actual para escuchar, consensuar, redactar y presentar al Congreso de la
República el proyecto de la Ley de Aguas para su respectiva aprobación, con el
objetivo de regular el «acceso al agua como derecho humano fundamental».
El 15 de mayo reciente, las autoridades estatales que impulsan la ruta
del Agua se reunieron con cerca de 100 personas, provenientes de la cuenca del
Pacífico, en la ciudad de Mazatenango, Suchitepéquez, para informar sobre la
«situación» del agua en el país y en la región, y realizar el primer ensayo de
«dialogo» multisectorial sobre la necesidad de regular este abundante y
peligroso bien.
En el evento se respiró ambiente de «calma», respeto, y actitud de
«escucha» sobre todo. Al parecer, hay voluntad popular para conversar y
consensuar contenidos para regular el acceso al Agua y saneamiento para los
diversos usos, tanto en el campo como en las zonas urbanas. Según lo expresado
por la delegación gubernamental: «estamos para escuchar y recoger todas las
propuestas posibles para la Ley de Aguas», se reiteró en las 4 horas de
reunión.
Humanismo liberal como trasfondo de la Ley de Aguas
Por lo expresado por el gobierno de Guatemala, la filosofía que orienta
la Ley de Aguas que impulsa es el humanismo liberal: «agua como derecho humano
para todos los usuarios». Eso ya está definido.
Desde las organizaciones territoriales se aspira a que las cuencas
hídricas, el Agua en sí, sea reconocida como sujeta de derechos con dignidad,
identidad y derechos establecidos. Incluso con autoridad y mecanismos de
exigibilidad propias. Esto aún es difícil de digerir para el gobierno, al
parecer. Pero, también está el sector empresarial y agentes impulsores del
«libre mercado» que aspiran que el Agua sea regulado como un recurso (materia
prima) para la inversión privada porque la «iniciativa privada es el mejor
proveedor de servicios».
En esta primera aproximación presencial a las dinámicas de la ruta del
Agua impulsada por el gobierno de Bernardo Arévalo queda claro que hay voluntad
política decidida para impulsar la regulación del acceso al Agua. Se siente un
consenso implícito en el país sobre la necesidad de una Ley de Aguas. No
existe, por lo menos en esta primera fase, suficiente voluntad de participación
popular en esta agenda existencial urgente. Pero queda más que claro: el Agua
llama a todos los sectores del país para el histórico y postergado desafío de
consensos plurinacionales alrededor de la Vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario