lunes, 17 de marzo de 2025

Análisis: Lo que hay que saber sobre una ley de 1798 que Trump ha invocado para las deportaciones

 

Agentes del ICE Newark y socios federales arrestaron a Ismail Sayik, un ciudadano de Turquía que se encontraba ilegalmente en los Estados Unidos, durante una operación policial de rutina en Nueva Jersey el 4 de marzo. El extranjero tiene tres órdenes de arresto en el extranjero, incluso por presunto asesinato. Actualmente se encuentra bajo custodia de ICE a la espera de los procedimientos de deportación. (Foto de ICE.gov)

Por Larry G. Álvarez

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, invocó una ley del siglo XVIII para llevar a cabo numerosas deportaciones durante el fin de semana. La Ley de Enemigos Extranjeros, utilizada por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, es una amplia autoridad en tiempos de guerra que permite que los no ciudadanos sean deportados sin que primero se les permita comparecer ante un juez de inmigración o de un tribunal federal. La Casa Blanca ha negado haber violado la orden de un juez el sábado de detener las deportaciones de cientos de presuntos pandilleros venezolanos a El Salvador. Mientras tanto, una profesora de medicina de la Universidad de Brown fue deportada al Líbano a pesar de tener una visa de trabajo válida en Estados Unidos y en desafío a la orden de un juez que bloqueaba su expulsión inmediata de Estados Unidos.

La Ley de Enemigos Extranjeros, promulgada en 1798, otorga al presidente de los Estados Unidos la autoridad para detener o deportar a no ciudadanos de naciones hostiles durante tiempos de guerra o cuando se amenaza con una invasión. Históricamente, se ha invocado durante guerras declaradas, como la Guerra de 1812, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. ​

Recientemente, el presidente Donald Trump invocó esta ley para acelerar la deportación de presuntos miembros de la pandilla venezolana Tren de Aragua, calificando sus actividades como una "invasión" que amenaza la seguridad de Estados Unidos. Esta aplicación sin precedentes de la ley se dirige a actores no estatales y no a naciones extranjeras. ​

Los críticos argumentan que el uso de la Ley de Enemigos Extranjeros en este contexto es un uso indebido, ya que tradicionalmente se aplica a los actores estatales en tiempos de guerra formales. Han surgido desafíos legales, y un juez federal emitió una orden de restricción temporal que detiene las deportaciones bajo esta proclamación durante dos semanas.​

A pesar de la orden judicial, los informes indican que las deportaciones continuaron, con más de 250 presuntos pandilleros enviados a El Salvador. Esto ha provocado debates sobre el equilibrio entre la seguridad nacional y el cumplimiento de los procesos legales.

La situación pone de relieve las tensiones entre las acciones ejecutivas y la supervisión judicial, lo que plantea interrogantes sobre el alcance de los poderes presidenciales en virtud de la Ley de Enemigos Extranjeros y su aplicabilidad a las amenazas de seguridad contemporáneas.



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