Por Angélica
Beltrán
CDMX
a 21 de marzo de 2025 (Noticias de México).- Si bien los legisladores
morenistas no han logrado la unidad en lo político; deberían existir al menos,
la misma postura en torno al caso Teuchitlán: de indignación y exigencia
de la aplicación de la ley.
Pero no. La
mezquina apreciación de Gerardo Fernández Noroña, presidente de la mesa
directiva del Senado, de poner en duda la autenticidad de los zapatos hallados
en el Rancho Izaguirre como propiedad de personas desaparecidas, ultrajadas o
secuestradas, da un vuelco a la percepción de justicia que dicen tener
personajes de la 4T, como este.
Y es que
una cosa es la duda razonable; y otra, la ceguera ante una situación abominable
que deja ver lo peor de un gobierno estatal, en primera instancia; y federal,
ya que la FGR ha atraído el caso. Es un grito sordo el que se ha oído en varias
regiones de México como esa zona de Jalisco, que asegura que ahí gobierna el
crimen organizado y reina la impunidad; no existe la ley y la autoridad no ve
nada.
Terrible
que sean las madres buscadoras, esos colectivos formados a partir de las
omisiones de las autoridades, las que se han dado a la tarea de escarbar con
instrumentos básicos, en terrenos baldíos, montañas y diversas zonas donde la
intuición, los testimonios y algunos indicios, les sugieren que hay restos
humanos de personas que desapareció el crimen organizado. Y si eso no lo ven
las autoridades encargadas de la seguridad pública, entonces no ven nada.
Ya han
pasado seis años de un cambio de gobierno, supuestamente, radical en sus
posturas respecto a la negligencia de sus antecesores; pero parece que un
sexenio ha sido poco tiempo para hacer justicia y enfrentar a las células del
crimen organizado; no obstante que se exhiben con total impunidad a través de
actos como anuncios de ofertas de trabajo fraudulentas; de terrenos cuya
actividad no está registrada por los censos ni económico ni de población. Qué
pasa, ¿porque las hoy autoridades progresistas tampoco hacen ni ven nada?
En el
primer trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2015) cuando fue
diputada federal Rosario Merlín, de Guerrero, denunciaba las fosas clandestinas
que plagaban el territorio del estado; siendo ella parte de colectivos de
búsqueda, ya que colaboraba como voluntaria para encontrar, al menos, los
restos de familiares y amigos desaparecidos.
En ese tiempo, la diputada Merlín García, del partido PRD-luego MOREN,
mencionaba que los buscadores de personas desaparecidas recorrían todo el
estado sin el apoyo de las autoridades en cuanto a información, herramienta ni
acompañamiento; y que muchos buscadores enfermaban porque, en efecto, por
doquier encontraron fosas clandestinas; y sin protocolos de higiene y cuidado,
sacaban con sus manos los restos humanos. Todo Guerrero está convertido en un
cementerio, expuso entonces.
Pero lo lamentable de políticos “progresistas” como Fernández Noroña y la
diputada Merlín García, quien repitió como diputada federal en el segundo
trienio del gobierno de López Obrador, guardó silencio sobre esas mismas
denuncias de desapariciones forzadas.
Y hoy, que queda al descubierto un centro de adiestramiento de sicarios del
Cártel Jalisco Nueva Generación, según primeras indagatorias, las autoridades
vuelven a ser omisas y negligentes.
Así, mientras esta cruda realidad en México ya no sorprende a nadie, porque
lleva muchos sexenios sonando, a veces en voz baja y otras a gritos; lo que
indigna es la indiferencia de las “progresistas” autoridades en turno.
Pues lejos de actuar de manera pronta y expedita, la Fiscalía General de la
República que encabeza Alejandro Gertz Manero, resolvió con un despliegue de
circo, maroma y teatro, al organizar la visita al Rancho Izaguirre, de
periodistas y colectivos de madres buscadoras. ¿Para qué? No lo sabemos. Ya que
corresponde a la autoridad escarbar, recabar pruebas, realizar indagatorias y,
sobre todo, evitar la alteración de pruebas.
En fin, que
este es un llamado de atención para las autoridades como la presidenta de
México, Claudia Sheinbaum y su gabinete de seguridad, para que hagan lo que
corresponde y no minimicen una cruda realidad que, si bien no iniciaron, sí
tienen la obligación de acabar; y es tiempo de comenzar; sino, MORENA perderá
popularidad y votos; además dejará en entredicho la sentencia de no ser iguales
a sus antecesores.